Crónica de la presentación virtual (“on line”) del libro homenaje a D. Ramon Mullerat

Un 4 de febrero del 2021, una tarde de invierno, de 19.00 a 20.15, un grupo de interesados en el arbitraje internacional y amigos del jurista Ramon Mullerat se conectaron por zoom para seguir la presentación del libro homenaje en su honor, publicado por Difusión Jurídica con coordinación de Christian Herrera y del también finado (en la fase inicial del proyecto, y víctima de la pandemia en abril del 2020) de Alfonso Hernández-Moreno. El libro, titulado Arbitraje Internacional en una Economía Globalizada. Reflexiones en homenaje a D. Ramón Mullerat, tiene 424 páginas y una cubierta azulada con un mapamundi puntillista.

El acto se ajustó a la duración prevista –lo que es muy destacable, porque intervinieron 9 personas- y siguió un guión estricto en el que arrancó el presidente de la AFA –la Associació pel Foment de l’Arbitartge, entidad fundada por el homenajeado, Ramón Mullerat-. Aunque es cierto que antes de que el actual presidente de la mencionada AFA, Carlos Valls, se pudiera conectar con dos minutos de retraso, se oyeron comentarios futbolísticos. “Queda inaugurado el acto”, dijo, antes de hacer un sentido recuerdo del protagonista del acto, Ramón Mullerat, con quien compartió despacho, y de agradecer la presencia de su esposa, Margarita, y de Bernat, el hijo de ambos. También de Juan y de Jaime. De fondo, inesperadamente, un “ara, ara, ara” irrumpía indicando que alguien con problemas para oír lo que se decía había empezado a tener ya sonido. En la conexión sólo tres o cuatro personas tenían en sus manos el libro que se presentaba. Bernat Mullerat era uno de ellos y se disculpó de haberlo sólo ojeado, haberse sonrojado, pero no haber podido leerlo íntegramente. Agradeció que se diera al volumen la máxima difusión posible y unos aplausos en pantalla –las manos, porque al tener los presentes los micrófonos silenciados para evitar nuevas irrupciones, no se oía nada- apoyaron esta propuesta.

A las 19.07 Christian Herrera dio las gracias a David García y Daniel Franco, de la editorial- también conectados- por su ayuda en la culminación de año y medio de esfuerzo colectivo que supone el libro.  Hizo una descripción de la obra. Hay 17 autores y 3 prologuistas.  Es una obra mixta, ni sólo a académica o universitaria ni sólo práctica, pero en la misma hay aportaciones de 9 doctores en Derecho –con su vinculación a la docencia-, también cargos en instituciones arbitrales y algunos árbitros. Es un ejemplar de una extensión media y como todo libro recopilatorio, hay artículos en varios idiomas. Además del castellano troncal para la mayoría, también hay uno en portugués y otro en inglés.  Los estilos son diversos y los enfoques distintos, pero las citas están “mimadas”. Como bien correspondería a un abogado poliédrico como Ramon Mullerat, que podía ser de trinchera o de institución. Hay incluso quien se ha centrado en la etiqueta en el arbitraje.  No lo dijo él sino quien firma, al hacer su recapitulación final. Que en el acto, a pesar de ser por internet y a través de las pantallas, 12 personas llevaban puesta la chaqueta, 10 llevaban corbata, 6 tenía unas estanterías con libros a sus espaldas y 6 de los reunidos eran mujeres, o lo parecían.

El primer autor en tomar la palabra, entre las 19.17 y las 19.32 fue António Vilar, que sintiéndose bien entre los reunidos, no sabía por qué estaba interviniendo. Hizo una intervención erudita, que iba de Platón a un poeta portugués que quería ir con los “fuertes” pasando por el jurista alemán Iehring, trató al hombre superior  y la lucha contra el olvido, hizo expresa declaración de su inconmensurable estima por Ramón Mullerat, y tras recordar su rastro de luz, sorprendió declarando que el nuevo rostro de la justicia es ahora ya no sólo la eliminación del conflicto sino la generación de la confianza, y que en un espacio euroatlántico podría ser la mejor demostración de esa nueva necesidad. De paso, aclaró que Oporto dio nombre a Portugal. Con lo que se dedujo que nos hablaba desde esa ciudad del Duero, cuna de un magnífico vino de postre.

Otros de los presentes estaban igualmente esparcidos por Europa, oficialmente en Dinamarca pero realmente viéndonos desde su casa en Cotlliure (José Rosell) o desde Londres (aunque antes había estado en Ginebra), como Clàudia Baró, que empezó a hablar a las 19.34. Lo hizo en catalán aunque su artículo sobre las tácticas guerrilleras en el proceso y la paranoia de los derechos procesales –y el miedo al riesgo de anulación del laudo- esté publicado en inglés. Su estudio, primordialmente de jurisprudencia española, demuestra que las alegaciones son muchas, pero las violaciones serias de derechos fundamentales o procesales son mínimas. Animó a leer su artículo por las anécdotas curiosas que recoge y mencionó una de la posible suspensión de un proceso arbitral tres días antes de la audiencia porque una parte cambió de idea y quiso tener un perito propio. No hubo tal suspensión, como no la hubo tras la promesa del presidente de la AFA de buscar ese anecdotario.

A las 19.40, el Dr. Gorka Goenechea, de Bilbao pero radicado en Barcelona tras pasar por Pamplona, volvió al castellano y sintetizó su trabajo sobre las instituciones arbitrales y su independencia. Distinguió las instituciones como proveedoras de servicios logísticos del arbitraje y la de administradora de los casos, con designación del árbitro y supervisión del laudo. En este segundo aspecto, el art. 14 de la ley española de arbitraje del 2003 imagina que las instituciones son corporaciones de derecho público o asociaciones sin ánimo de lucro, apartándose al hacerlo de la ley modelo y de lo antecedentes históricos españoles.  Puso el ejemplo de que la Cámara de Comercio de España era “ontológicamente distinta” de su predecesora como amparo de la Corte Española de Arbitraje, el antiguo Consejo Superior de Cámaras. Al ser una nueva institución, la imparcialidad necesaria del arbitraje se exigía de la institución de la que el arbitraje era un departamento. Mencionó la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de 20 de julio del 2018 y la de la sección 5ª de la Audiencia Provincial de Barcelona de 19 de abril del 2016.  Recordó a Ramon Mullerat con un artículo publicado en “La Vanguardia” el 20 de abril del 2013 –posiblemente su último artículo- que trataba esta misma cuestión.

A diez minutos de las ocho de la tarde tomó la palabra –y con ello, ocupó la pantalla- Frederic Munné, que recordó que el ICAB (Il·lustre Col·legi d’Advocats (ahora de l’Advocacia) de Barcelona) es siempre un aliado en todo esfuerzo por atraer a Barcelona asuntos arbitrales y convertirla en una capital del arbitraje, uno de los objetivos fundacionales de Ramon Mullerat al crear la AFA. Alega como causa de su dominio de la materia sus 19 años como letrado del Tribunal Arbitral de Barcelona. Su intervención es en catalán y trata de las pruebas personales en el arbitraje. Es decir, no de las pruebas de Hércules o de retos personales, sin o de la práctica de pruebas con personas en un pleito arbitral. Lo que se llamaría ahora “probática”, distinguiendo la personal como contrapuesta a la documental o pericial. Su artículo, que anima a leer, toca cuestiones como las citaciones a los testigos, el auxilio judicial, la obligación de comparecer, la admisión de las pruebas y su posterior ejecución, y la valoración libre de esa prueba. Insiste en la importancia de la prueba en todo juicio. Expresa su satisfacción por la corrección que el Tribunal Constitucional ha hecho a la línea jurisprudencial que seguía el Tribunal Superior de Justicia de Madrid –bastante contraria al arbitraje-. Lamenta que cuando Ramón Mullerat se presentó a las elecciones del Colegio de Abogados –así se llamaba entonces- en 1998, no estuvo en su candidatura por una razón muy razonable. Era demasiado joven.

Finalmente, a las 20.00 tomó la palabra Juli de Miquel –el actual presidente del TAB- que, en castellano, rememora  que conoció a Ramón Mullerat 56 años atrás, en el importante despacho Bertran y Musutu (hoy desaparecido), donde Juli de Miquel  era un pasante despistado que recibió un consejo cariñoso del citado Ramón Mullerat. Recuerda aquella época como de “oscuridad del arbitraje” –por la ley española entonces en vigor- y cómo el Convenio de Nueva York de 1958 no fue ratificado por España hasta veinte años más tarde. Su intervención se centra en la excepción de jurisdicción o declinatoria y acaba con una referencia  a la avalancha legislativa de los últimos años, que nos hace estar “en la nube legislativa” sin saber a ciencia cierta dónde estamos.

Los últimos 5 minutos de la sesión los emplea el Tesorero de AFA que recapitula lo oído –con referencias Darth Vader y Màrius Miró –  mientras por megafonía le anuncian el cierre de su oficina, añadiendo su anécdota personal con Ramón Mullerat con una confusión en Poblet de la que salió a la francesa apagando la luz. A las 20.15, puntualmente, el presidente de AFA levanta la sesión y agradece a los presentes su participación, rogando conectar el sonido para poder ofrecer un aplauso compartido.

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