Crónica de la presentación virtual (“on line”) en Madrid del libro homenaje a D. Ramon Mullerat

Si la primera presentación virtual –centrada en Barcelona aunque con asistentes de Oporto- tuvo lugar el jueves 4 de febrero del 2021, el martes 23 de marzo hubo otra presentación del libro homenaje a Ramón Mullerat. Esta vez, el epicentro estaba en Madrid, aunque hubo asistentes que probablemente estaban en Glasgow, como el cónsul honorario de España en esa ciudad escocesa, D. José L. Martínez Hens. Aunque la contraseña era “ramon”, la conexión inicial con zoom no fue fácil, pero los 25 presentes empezaron puntualmente la sesión a las 19.00 y duró hasta las 20.15.

Carlos Valls, Presidente de AFA, dedicó tres minutos a expresar la satisfacción por el esfuerzo doctrinal y a glosar a Ramón Mullerat como impulsor de AFA. A las 19.03, Javier Íscar, en su condición de presidente de la Asociación Europea de Arbitraje, co-anfitrión de la presentación, se conectó sentado en una sala con una planta al fondo.  Recordó a Ramón Mullerat como eternamente joven, un ejemplo, una visión, los módulos que impartía sobre ética en el arbitraje entre el 2008 y el 2013 y la conversación que tuvieron pocos días antes del fatal desenlace.  Dijo seguir la generosa adaptabilidad de Mullerat y su “sí a todo”.

A las 19.06, el hijo de Ramón Mullerat, Bernat, en nombre de la familia, expresó el agradecimiento por el libro, apuntó la profunda satisfacción de su padre ante este libro y destacó en su condición de abogado integral (de su padre), su faceta en el campo de la formación. A las 19.08, el coordinador de la obra, Christian Herrera, lo calificaría de “poliédrico” y “abogado total”, aparte de “Marco Polo” del arbitraje, que abrió las fronteras del Derecho. Así se entiende que el Colegio de la Abogacía de Barcelona tenga un premio “Ramon Mullerat” a la internacionalización. Herrera tuvo unos problemas iniciales con la conexión, mencionó dos veces a Golpes Bajos y sus “Malos tiempos para la lírica”, recodó al Doctor Hernández Moreno tristemente traspasado por el COVID 19 y cómo él, Christian Herrera, en su condición de “segundo a bordo”, asumió el encargo de terminar el libro homenaje a Mullerat propuesto por Màrius Miró y Miquel Montañà. El libro era de “extensión media” (sic, pues son 424 páginas), de “naturaleza mixta”, no del todo académico, y como obra coral colectiva permite ver algunos rasgos del arbitraje como su condición de “laboratorio procesal” que compagina tradiciones jurídicas diferentes.  El texto tiene 3 prologuistas. De sus 17 autores, 2 son mujeres (de altísimo nivel), 9 doctores, 16 abogados en activo y 5 tienen cargos en instituciones. El contenido es heterogéneo, como se verá en las presentaciones de algunos de los textos por parte de sus autores.

El primero de los 5 que intervienen es Màrius Miró, a las 19.18.  Estableció en un encuentro con Ramón Mullerat en la estación de Atocha, en un AVE de regreso de Madrid, el origen de AFA. No pudo dormitar porque estuvieron hablando de crear la asociación de fomento del arbitraje en Cataluña. Asumió la idea con escepticismo hasta que, a los 2 días, Ramón Mullerat le llamó porque ya había reclutado 43 abogados. Por ello Màrius Miró se considera sólo la comadrona de AFA y entiende que Ramón era a la vez el padre y la madre de la asociación. Para él, Ramón era un globalizador “avant la lettre”, un visionario con el globo terráqueo como campo de actuación, que educó a sus hijos para que se pudieran ganar la vida en cualquier lugar del mundo y al que conoció en los 70 cuando sólo tenía 30 años. Concluyó pidiendo que el ayuntamiento de Barcelona incluyera a Ramón Mullerat en el nomenclátor de la ciudad.

Javier Íscar a las 19.27 pidió lo mismo en el callejero de Madrid, ahora que se lleva cambiar los nombres de las calles.  Ahora intervenía como autor de uno de los artículos del libro. Con ironía, justificó el suyo sobre el principio de “Kompetenz-Kompetenz” ya que “no había nada escrito sobre este tema”.  Se limitó a la evolución de la jurisprudencia de Estados Unidos y la paralela de España.  Concluyó asegurando que el Tribunal Supremo de Estados Unidos es más valiente que el español. Si el primero ha dictado su sentencia de 8 de enero del 2019 el segundo ha fijado su postura en la del 20 de junio del 2017. Sólo mencionó –sin entrar- en las sentencias del Tribunal Constitucional de junio del 2020 y febrero del 2021 sobre arbitraje.  En Estados Unidos la arbitrabilidad de una controversia tenía dos tests, establecidos por los tribunales de apelación. Por un lado, se entendía que el objeto del pleito quedaba fuera de la competencia arbitral y luego se permitía que lo decidieran los árbitros si las partes habían decidido de manera clara e inequívoca que los árbitros decidieran sobre su competencia. En los años 60 –con sentencias de 1964 y 1967- la arbitrabilidad la decidían órganos judiciales.  En los 80, seguía así salvo decisión clara de las partes.  Sin embargo, si el convenio arbitral lo establecía, esa limitación no parecía compatible con la sección 4 de la Federal Arbitration Act. La lectura que permitía la existencia no controvertida de la cláusula arbitral pero con contenido no fijado con claridad se ha resuelto ahora en favor de la competencia de los árbitros, porque esa lectura restrictiva no estaba en la ley federal de arbitraje.

Cambiando de continente, a las 19.32 –y con una breve irrupción de un niño en la retransmisión- tomó la palabra Juan Pablo Correa Delcasso, ahora secretario general del nuevo Tribunal Arbitral del Principado de Andorra, para hablar de la OHADA (Organisation pour l’harmonisation en Afrique du droit des affaires). Antes recuerda que en Andorra, la base del arbitraje es la ley andorrana de arbitraje que es obra de Ramón Mullerat, que incluye en ella citas del “Digest” –la recopilación de leyes acumuladas a lo largo de los siglos, por vía consuetudinaria, en las valles- que son de lectura muy recomendable.  De la explicación de Correa Delcasso, parece que en África, esta institución, que emula el sistema de derecho comunitario y generar un derecho uniforme, ha resuelto el problema generado en Europa por la Sentencia del TJUE en el caso Achmea de manera muy original. Allí la OHADA hace a la vez de institución arbitral –como si de la Corte Internacional de Arbitraje ICC se tratara- y de tribunal supremo de los diferentes Estados africanos de la Francofonía-.

Le sigue a las 19.40 Ignacio Ripol, rememorando las pocas veces en que coincidió con Ramón Mullerat, pero destacando una en el Colegio de Notarios de Barcelona, en cuyo viejo edificio, en la calle del Notariado de la parte antigua de la ciudad, hay un techo con inscripciones, destacando los tres principios básicos de Ulpiano, y que sobre ellos Ramón Mullerat construyó su discurso. Un poco cohibido, pidió que le recibiera para orientarle, y cumpliendo una norma no escrita, por la que los sénior deben ayudar a los júnior, le atendió y le prestó el Liber Amicorum de Bernardo Cremades, porque entendió que le sería útil y le gustaría. La sorpresa es que a la semana le llamó pidiendo su devolución, porque era un préstamo y no un regalo.  En cuanto a su artículo, compara el Convenio de Nueva York de 1958 con el de Singapur de 2019. Mientras que en el primero, es un claro éxito, con 162 Estados parte y que garantiza una ejecución sencilla de los laudos arbitrales, superando la anterior Convención de Ginebra, ha sido porque no sólo logra hacer ejecutivo el laudo, sino que también consigue que las partes cumplan el compromiso arbitral, el segundo sólo trata la ejecución, y no obliga a las partes a la mediación.  Aunque ésta, la mediación, ha cobrado más relevancia, la cuestión de su seguridad jurídica sigue siendo el tema que destaca en las encuestas que piden la opinión de los usuarios.

A las 19.53 quien toma la palabra es Miquel Montañà, hasta hace poco secretario de AFA, tras unos segundos en el limbo de las comunicaciones y pantalla en gris.  Recuerda una mañana de 1991, en un frío invierno en Boston, en que acudió a desayunar sin coste al Harvard Faculty Club, donde se vio sorprendido con la concurrencia reunida por el orador ese día. Era Ramón Mullerat, que describe como inalcanzable, sideral, y que podía amparar el localismo de Poblet y la universalidad en un mismo pensamiento, como relacionaba la élite jurídica local con la internacional en lo comercial. Años después, en la Acadèmia de Jurisprudencia i Legislació de Catalunya, su respuesta a un nuevo miembro –el magistrado Santos Gargallo- fue sublime, como máxima expresión de la belleza de lo jurídico. A todas estas virtudes se unía una amplitud de materias capaz de tratar, desde su tesis doctoral sobre la cuarta trebeliánica a Lincoln y los estándares éticos.  Añade el recuerdo de una secretaria, Anna Pericàs, que lo fue de ambos, que destacó en una llamada telefónica la capacidad de Mullerat de aglutinar y ayudar. Lo que ciertamente no encaja en la idea que tenía el padre de Miquel Montañà, Jordi Montañà, sobre los que estudiaban Derecho, respecto de los que sostenía con gran firmeza que eran unos “cretinos”.

Tras breves intervenciones “por alusiones” de Daniel Franco (en nombre de la editorial) y César Rivera (como Vicepresidente de AFA), y una recapitulación “sui géneris” del tesorero de la asociación, Carlos Valls, presidente de AFA levanta la sesión a las 20.15 y desconecta la retransmisión.

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